Recientemente hemos tenido la ocasión de leer un artículo que pone negro sobre blanco algunas reflexiones interesantes. En este momento de boom de proyectos de apoyo al emprendimiento, desde las cooperativas de trabajo y entidades de economía social en general debemos pararnos a discernir sobre qué emprendimiento queremos favorecer, y sobre si todo emprendimiento es deseable para construir relaciones económicas justas, responsables, solidarias y sustentables.
En este sentido, cabe preguntarse de nuevo sobre la pobreza y la precariedad como nicho de negocio y los argumentos que justifican esta opción.
El artículo al que nos referimos ha sido publicado en el periódico Diagonal del 27 de febrero.
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